Tipos de casas que no debo comprar

Hay un refrán muy común que reza "en la viña del señor hay de todo".

Y precisamente esto, también sucede en el mercado inmobiliario.

Al momento de comprar, vas a tener muchas opciones a tu disposición. Como bien sabemos, algunas serán descartadas de primera mano ya sea por el precio o porque no son llamativas, etc. Muchas veces ni siquiera irás a verlas porque no hará falta.

Pero también están las que vas a visitar, y que no es solo una porque hay mucho disponible en el mercado y necesitas variedad.

Entonces, es cuando necesitas tener razones lógicas para NO comprar. En este post quiero darte tres tipos de vivienda que te gritan ¡Huye de ahí!

Y es que lo que en algunos casos puede parecer la inversión de tu vida, puede resultar un dolor de cabeza a mediano o largo plazo.

Así que, sin más, vamos al punto:

3 tipos de vivienda que te gritan ¡Huye de la compra!

Si estás en el rol de vendedor, quiero hacer un inciso para decirte que, mi intención acá no es entorpecer tu venta. Simplemente quiero abordar la compra de una vivienda en forma lógica, de acuerdo con las necesidades de cada persona.

Dicho esto y para no dejar ningún cabo suelto, ahora sí voy con la información:

1.- La casa tipo "Monstruo de Frankestein":

Seguramente te preguntarás qué tipo de casa es esta o ya sabes por donde va la cosa...

El monstruo de Frankestein, para los que no lo saben, fue construído con partes de diferentes seres vivos: un brazo de uno, una pierna de otro, etc.

Pues bien, al momento de comprar, nunca falta una casa que parece estar armada con piezas de rompecabezas diferentes.

La mayoría de las veces, son producto del "do it yourself" (hazlo tú mismo) del propietario.

Probablemente todas las ventanas son iguales, pero hay una que no cuadra o se ve más desgastada.

O los cables eléctricos tienen instalaciones dudosas.

O las tuberías de desagüe se hicieron con distintos materiales...

En fin, el caso es que siempre encontrarás algo que no concuerde y esto es una banderita roja, porque puede suponer un gasto excesivo con el pasar del tiempo.

Además, cuando compras una casa, la idea es sentirte feliz por tu nueva adquisición y no incómodo por ello.

2.- Casas con "mala vibra":

Quiero aclarar que no soy supersticioso, pero "de que vuelan, vuelan..."

Mi abuela solía decir que no hay mejor indicador para no hacer algo que la primera impresión que obtienes, ¡Y que razón tenía!

Así que, si al entrar en una casa el ambiente no te gusta ¿Qué te hace pensar que cambiarás de opinión luego de haberla comprado?

Seguramente estarás pensando "Delwins, pero si hago este cambio aquí y ese allá..." Olvídalo.

Las "malas vibras" que se perciben en una casa son exactamente iguales que las que percibimos en las personas: no importa cómo vayan vestidas, si no nos inspiran confianza, no la inspiran y ya.

Muchas veces, esto es producto de la antigüedad de la vivienda. Si esto lo llevamos a la lógica, supone que debemos analizar muy bien el estado en el que se encuentra.

Probablemente encontremos cosas que no nos gusten y que precisamente no sean espíritus.

Así que huye de ahí antes que luego te arrepientas. No hay nada peor que estar en una nueva casa y hacerlo deprimido porque el ambiente es pesado.

Repito: no soy supersticioso, pero toma nota por si acaso...

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3.- Casas "de oportunidad":

A ver, antes de explicar este punto debo aclarar que no todas las propiedades de oportunidad son falsas.

Simplemente, algunas no reportan a largo plazo la rentabilidad que en verdad se espera.

Muchas veces, este es el motivo de la venta, porque suponen más un gasto que una inversión.

Sin embargo, el marketing se encarga de conceptualizarlas como la mejor inversión de tu vida y claro, es lógico porque ese es el trabajo del marketing.

Así que lo más prudente en este caso, es asesorarte con alguien que tenga conocimiento del mercado y sus fluctuaciones, y que pueda darte números sólidos antes de hacer esa inversión.

No te dejes guiar por corazonadas y trabaja con datos, ya que esto te dará más seguridad.

Algo más que debes saber:

Todos, como consumidores, somos emocionales. Yo mismo no soy la excepción.

Compramos con el corazón y luego, lo justificamos con la cabeza.

Sin embargo, en estos casos es necesario ser un poco lógicos antes de tomar una decisión, ya que se trata de algo sumamente importante.

Evalúa tus necesidades como comprador y, por un momento, deja de lado tus deseos, ya que muchas veces estos dos factores pueden ser muy distintos.

Finalmente, si deseas asesorarte, te invito a contactarme y con mucho gusto te daré mi opinión profesional.

¿Conoces alguien a quien este artículo pueda ayudarle? Te invito a compartirlo con esa persona o a dejar un comentario si te ha servido.


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